Eduardo Verástegui, es fundador y presidente del Movimiento Viva México, recientemente se unió a los firmantes del amicus curiae que se presentó ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el marco del llamado “caso Manuela”, el cual tiene su origen en El Salvador e involucra hechos de infanticidio. “De esta forma Movimiento Viva México se une a una coalición global de grupos provida, que advierten ante la posibilidad de que el fallo de tribunal internacional pudiera ratificar el delito de infanticidio, así mismo, usar este caso como vía de presión para forzar la aprobación del aborto en El Salvador –dijo Verástegui-. Un país que protege constitucionalmente la vida desde la concepción”.
Son 28 las organizaciones firmantes del recurso, entre las cuales figuran Americans United for Life, Family Watch International, Fédération des Associations Familials Catholiques en Europe, Jerome Lejeune Foundation, Red Familia y Susan B. Anthony List.
El amicus curiae (“amigo de la Corte”) permite a terceros ajenos al juicio hacer una presentación voluntaria para dar su opinión y aportar elementos, en función del interés justificado que poseen en la resolución del caso.
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Verástegui agregó “En un caso claro de infanticidio, la CIDH desvía la cuestión hacia un reclamo de legalización del aborto. Resulta inaceptable e increíble que una corte de derechos humanos pueda justificar la impunidad del infanticidio”
Con el caso Manuela, se intenta forjar una cuestión de “emergencia obstétrica” o “parto extra-hospitalario” que nunca existió, Verástegui señaló. “El caso no se relaciona con ninguna de ambas situaciones ni con el aborto. El principal propósito de la demanda de las organizaciones ante la CIDH es promover la legalización del aborto en El Salvador, generando una presión contra el gobierno salvadoreño para que lo haga”.
El Salvador es uno de los 8 países de América Latina y el Caribe que reconocen en su Constitución a la “persona humana desde el instante de la concepción”. Por lo que penaliza el aborto directo, voluntario o provocado bajo cualquier circunstancia.
Además, con la presión ejercida de este caso, se pretende liberar de prisión a una veintena de mujeres acusadas por el homicidio agravado de sus hijos recién nacidos. Es decir, de infanticidio, matar a un bebé ya nacido.
A lo que Verástegui señala “La CIDH no puede ir en contra de la mismísima Convención Americana sobre Derechos Humanos”, ratificada por 23 países americanos, establece en su Art. 4.1 que toda persona tiene derecho a que se respete su vida desde el momento de la concepción. No obstante, “pareciera que la CIDH pretende ahora abolir o minimizar esa protección -remarcó el activista de derechos humanos-. Cinco de los siete magistrados integrantes de la CIDH se han manifestado anteriormente con un sesgo a favor del aborto. Podrían ahora sentar jurisprudencia con un fallo internacional de impunidad ante el infanticidio, que presionaría además a un país a cambiar su propia Constitución”.
“Manuela” es el seudónimo de M.E.H., una madre condenada por la Justicia salvadoreña por el homicidio agravado de su bebé recién nacido, al arrancarle violentamente el cordón umbilical del cuerpo y arrojarlo a una letrina donde se ahogó en excrementos humanos. De las pruebas médicas y forenses, el tribunal falló que M.E.H. era plenamente consciente de sus actos. Las ONG pro-aborto alegan que no fue delito ni crimen porque si hubiera aborto libre en ese país, M.E.H. (quien nunca pidió el aborto durante su embarazo), seguramente habría abortado a la niña que llevaba en el vientre. El cuerpo de la criatura fue rescatado de una fosa séptica rural por agentes policiales, que la llamaron significativamente “Dolores”.