Hace más de cuatro décadas, un músico francés de 28 años llamado Jean-Michel Jarre grabó Oxygène, usando una máquina de cinta de ocho pistas y algunos caprichosos sintetizadores analógicos. Decir que las máquinas han avanzado desde ese gran álbum de 1976 es subestimar enormemente el estado del arte electrónico. Pero Jarre, ahora un joven de 70 años, logra entusiasmarse y preocuparse simultáneamente por el potencial de la tecnología.
Jarre atribuye a su madre su impulso de llevar su música a nuevos lugares, desde China en 1981, donde los espectadores con trajes de Mao vieron en perplejo y cortés silencio, a un concierto el año pasado en Riad, donde tocó para una audiencia no segregada de más de 50,000 sauditas, en su mayoría menores de 30 años, de un conjunto «desconectado» alimentado sólo por energía solar.
Jarre dice que su madre le enseñó a distinguir entre ideologías y personas. Es la razón por la que ignora los llamamientos para boicotear a los gobiernos desagradables y ha puesto su mira en la próxima frontera de realizar un show en vivo en Corea del Norte. «Siempre he estado convencido de que la comunicación es lo principal», dice. «La gente dice» si haces esto, vas a ayudar al régimen en términos de imagen”. Pero no es verdad. Lo que es mucho más importante es crear el vínculo con las personas. Es la única forma en que las personas pueden evolucionar y obtener un poco de oxígeno”.
Los temas «Eldorado» y «Globetrotter» tienen una particularidad, pues antes del estreno del álbum en 1991 Jarre comienza la promoción de un concierto que tendría lugar en la zona arqueológica de Teotihuacan durante el eclipse solar del 11 de julio de 1991 en el cual, haría estreno tal tema. Sin embargo, este nunca logró realizarse, especulando la posibilidad de haber existido problemas con los patrocinadores del evento y con autoridades nacionales. Sin embargo, en el documental Making the Steamroller Fly, incluido en el Dvd, Oxygene In Moscow (1997), Jarre y otros colaboradores cuentan que la verdadera razón para la cancelación del concierto en México fue el hundimiento de un barco que transportaba desde Europa el escenario en forma de pirámide especialmente diseñado para la ocasión y otro material técnico sin el cual era imposible para Jarre realizar el espectáculo como lo tenía concebido. El músico comenta que había compuesto piezas especiales con influencias mayas y aztecas para el evento, aparte de los estrenados en el álbum recopilatorio. El propio Jarre señala que fue tal su frustración con la cancelación de este proyecto que «no pudo probar comida mexicana durante dos años». Aun así, el sencillo «El dorado» de todas maneras pudo ser tocado en vivo después de un tiempo, solo unos años antes de ser nombrado como el «Himno oficial de la Unesco”. El evento estaba fondeado por Aeroméxico, Sectur, Telmex, Silog, Hotel Campestre, Mercedes Benz, Hermes Corporativo, Club Med, Fonatur, Stouffer y 36 Nueve empresarios.
El día en que se iban a vender los boletos de Jean Michel Jarre fue cuando la cancelación se confirmó y nuestro país se quedó con las ganas de tener un evento así. Jarre ha realizado varias giras mundiales, ignorando a México.